La cárcel no resuelve el problema de las drogas. La cárcel es el límite que se impone a la fuga de estas mujeres; y, en el orden patriarcal, el límite de la rebelión femenina es la autoridad masculina de la que les cuesta desprenderse. La acción represora del Estado castiga a estas mujeres valiéndose de la cárcel, con la convicción de que merecen la violencia física y simbólica del sistema punitivo.
Es más fácil echarse uno, dos, tres kilos en un bolsito y venderlo que echarse un bulto de maíz o unos racimos de plátano... Por primera vez en la historia de Colombia, un grupo de mujeres se reunía para hablar del cultivo que les da de comer desde hace décadas, la coca. Con su diagnóstico y sus demandas llegaron a Bogotá para presentárselas al gobierno y a las FARC. Una producción multimedia de Humanas y LolaMora.