A vueltas con la abstinencia sexual

El nueve de marzo del 2015, Rafael Correa tuiteó: ‘¿Qué le dirían a una adolescente de 12 años que va a pedir anticonceptivos a un centro de salud?’. Una pregunta retórica que parecía resumir el más potente argumento que tiene el Presidente sobre la idoneidad del plan de fortalecimiento de la familia recientemente presentado por su asesora Mónica Hernández. El estupor de su tuit nos dejaba claro su punto de vista: la falta de ciertos valores hace que las niñas se vuelvan unas putas(1). Este es el primer párrafo del artículo de Silvita Buendía y Verónica Potes, desde Ecuador.

En el último año, la Asamblea Nacional de Ecuador aprobó la figura penal del femicidio, un gran avance en la judicialización de la violencia de género contra las mujeres. Pero ésta ha sido una de las pocas concesiones que el país ha hecho, y no hubiera sido posible sin la presión de numerosos grupos, entre ellos, de jóvenes.
En lo que respecta a otros asuntos decisivos como el aborto, la salud sexual y la reproducción, el embarazo en adolescentes o la violencia doméstica o intrafamiliar los retrocesos son graves. Hoy, todos ellos son objeto de políticas que anteponen el modelo tradicional de familia.

La punta del iceberg llegó con el giro radical que el presidente del país, Rafael Correa, ha dirigido sobre las políticas públicas de reducción de embarazo en adolescentes.

Ni educación ni planificación

Desde 2011, la Estrategia Nacional Intersectorial de Planificación Familiar y Prevención del Embarazo en Adolescentes (Enipla) se había consolidado como un plan destinado a reducir los embarazos adolescentes y los no planificados; en respuesta a los alarmantes resultados del Censo Poblacional y de Vivienda de 2010, en el que se demostró el incremento del embarazo adolescente en un 74%, en los últimos diez años. Otros datos apuntan a que el 75% de las madres adolescentes en Ecuador no tiene empleo fijo.

Apenas tres años después de su lanzamiento, el decreto ejecutivo 491 convertía esta estrategia en un Plan Nacional de Fortalecimiento de la Familia, donde los Ministerios de Inclusión Económica y Social, Educación y Salud Pública quedaban, en esta materia, a disposición de la Presidencia de la República.

En las redes sociales se crearon etiquetas para manifestar las opiniones al respecto. En Twitter, una de ellas fue #EniplasinOpusDei. Comienza así un largo periodo de críticas y cuestionamientos a las razones del cambio y a la esencia misma del nuevo Plan. A partir de la emisión del decreto las organizaciones de mujeres y feministas, colectivos de jóvenes y otros de la sociedad, protestan en las calles y en la Red. A la responsable del nuevo plan familiar, Mónica Hernández, se la apoda como “la asesora Opus Dei del presidente Rafael Correa”.

María Paula Romo, abogada y política feminista además de ex diputada, escribió en su blog: “La polémica radica no sólo en una decisión contraria al fortalecimiento institucional de una política pública importantísima para el ejercicio real de los derechos de las mujeres de todas las edades, sino también porque la Dra. Hernández tiene una postura pública conservadora y anti derechos en materia de educación sexual y políticas de salud”.

Sexualidad con misterio

En diciembre de 2014, organizaciones de mujeres presentaron en bloque una demanda de inconstitucionalidad contra el decreto 491. "El decreto quita competencias otorgadas por Constitución y por ley, cosa que no puede hacerse porque es un instrumento jurídico de menor jerarquía", manifestaba Cristina Vera, de la Coalición Nacional de Mujeres. Entre las principales críticas al nuevo plan, están: que su base son valores y no derechos; la invisibilidad de la diversidad sexual; la negación del placer en la sexualidad y la abstinencia como método principal para frenar el embarazo adolescente.

Las voces críticas con el nuevo plan dicen que en los nuevos materiales de educación sexual se han eliminado las referencias al placer (las propuestas del anterior Enipla, fueron consideradas hedonistas), o que las relaciones sexuales son un derecho de las y los adolescentes. Los nuevos materiales aseguran que las relaciones sexuales precoces, promiscuas o casuales entrañan un peligro para el proyecto de vida y la vida social y emocional de niños, niñas y adolescentes, utilicen o no contracepción; señalan que los anticonceptivos, al dar falsa seguridad de actos sin consecuencia, vuelven a las personas más irrespetuosas y posiblemente más violentas y desconsideradas. Además el nuevo plan se decanta por ser selectivo a la hora de dirigir ciertos mensajes bajo el argumento de que, si bien en Ecuador viven adolescentes homosexuales, lesbianas, bisexuales y travestis, “esta no es la realidad de la inmensa mayoría de los niños, niñas y adolescentes”.

Habla serio, sexualidad sin misterio era el nombre de la primera campaña de la Enipla, donde además de materiales educativos para escolares se llevaron a cabo actividades lúdicas como festivales de música, charlas con adolescentes, programas de radio para jóvenes en la Radio y TV públicas del Ecuador, y también reparto de condones, folletos informáticos, números de los servicios de atención especializada, entre otros. Pero todo ello queda ahora relegado al cajón del olvido con el nuevo plan del gobierno de la revolución ciudadana.

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