Colombia avanza hacia el fin definitivo del conflicto armado, tras más de 60 décadas de guerra y violencia. Reunidos en la capital cubana, el pasado día 23 de junio, el actual gobierno y las FARC firmaron un cese bilateral del fuego, como primer paso. En Antioquia, Cauca y Chocó, departamentos golpeados históricamente por la violencia, fundamentalmente en sus zonas rurales, comunidades y resguardos indígenas, las mujeres expresan esperanza y reservas.
Por un lado, sienten preocupación ante el proceso que iniciará en unos meses para el desarme y la reintegración a la vida civil de las y los guerrilleros, entre 8.000 y 9.000; hay escepticismo ante la perspectiva de un recrudecimiento de la violencia si no se tienen en cuenta las causas estructurales de la guerra, como la pobreza, la desigualdad, el desempleo, la falta de titulación de tierras y el abandono del Estado, entre otros, según afirma desde el Chocó, Claudia Palacios, de Ruta Pacífica de las mujeres. También preocupa a las mujeres de estas regiones y de Bogotá, el hecho de que no haya planes para el control de las fuerzas paramilitares y bandas criminales que operan en el país.
Como dicen, la paz completa no llegará a Colombia hasta que no haya acuerdos con la otra guerrilla histórica latinoamericana, ELN, y no se desmantelen y combatan el paramilitarismo y otras estructuras organizadas armadas, como dice Rosa Emilia Salamanca, desde Bogotá.
Las propuestas, las miradas y los análisis de las mujeres organizadas se mezclan indudablemente con las ganas y la esperanza de ver y de vivir, por fin, en un país sin guerra.